Mano, ¿tengo fe?

Hace algunas semanas estuve pensando muchísimo en esta frase que se volvió viral en redes sociales, muy famosa por la mayoría de venezolanos fuera y dentro del país, esta frase llegó cuando tuvimos una sensación muy grande de esperanza sobre la Vinotinto, como llamamos a la selección de fútbol profesional de Venezuela, que en esta última participación en la copa América, sinceramente reflejó un muy buen trabajo, donde se notó uno de los cambios más significantes, que fue el apoyo y entusiasmo que generó en casi todos nosotros, fanáticos o no, donde olvidamos nuestro falta de nacionalismo y nos enfocamos en ellos, para desviar nuestra atención de toda la crisis y así ver algo bonito como país, todos juntos, cuando teníamos años sin hacerlo por ninguna razón y ahí dentro de esa emoción colectiva fue donde nació esta frase célebre “Mano tengo fé” la cual me puso muy pensativa durante unos días y hoy se me ocurrió una manera como ligarla a otra situación por la que estamos pasando justo en este momento y de esa manera pude encontrarle el sentido que estuve buscando por todo ese tiempo.

Lo que me hacía reflexionar en esos momentos o me daba mucha curiosidad e incertidumbre era algo como: manos, ¿a que le tienen fe? O ¿a quién le tienen fe? Y porque se que el pueblo venezolano es, en su gran mayoría un pueblo muy pero muy creyente, estoy segura que muchos me hubiesen respondido, pues en algo de alguna manera religioso, como si la poca o mucha fe haría que tu equipo de fútbol gane o pierda.

Entonces en ésta situación por la que estamos pasando justo esta semana, luego de las elecciones presidenciales, por las cuales la opositora líder María Corina Machado trabajó por mas de seis años en campaña y muchos años anteriores de historia política de nuestro país, he visto muchas publicaciones donde hablan del poder de Dios en esta situación y es la manera de explicar el porqué en el fondo no me gustó esa frase “mano tengo fe” porque así como los jugadores se prepararon por años de sacrificios, horas de gimnasio, entrenamientos muy duros, fisioterapia, psicología deportiva, dietas y muchas mas seguramente, me parece totalmente desmeritorio decirle a ellos, claro, si pudieran escucharme, de que ganaron algunos juegos y llegaron bastante lejos, no porque jugaron muy bien, sino por nuestra fe.

Así como me parece totalmente desubicado asemejar el deporte con la religión o la Vinotinto con la fe, me parece una total desfachatez asemejar la política o esta situación actual con la religión o con Dios, en este caso a María Corina o la situación de mi país con la fe, ya que ella se preparó por muchos años para llegar a donde está y está ahí, por su capacidad inmensa de resiliencia y ser tan insistente en lo que ella cree y está convencida con todas sus fuerzas, que es sacar a Venezuela de esta miseria y de este gobierno totalitario, independientemente de cómo sea el plan, entonces no, no tengo fe en María Corina, así como no tenía fe en la Vinotinto, ellos pudieron demostrar sus capacidades por como estaban jugando tan bien y demostraron que podían llegar muy lejos en las rondas y que ellos jugarían con esa seguridad y determinación de que podían ganar, sobre todo con el apoyo y amor que todos los venezolanos les demostramos en ese momento.

Por eso, respetando totalmente la religión, creencia o no, de cada persona, ahorita reflexiono la importancia de no mezclar la religión o Dios con todo lo demás, para no restarle importancia ni capacidad a todo por lo que se trabajó tanto, sea deporte, política o cualquier otra cosa.

Así como me gusta ser empática siempre de, ponerme en los zapatos de mis propias reflexiones, internalizo que no quiero decirme a mi misma, “tengo fe de que lo puedo lograr” sino que mejor voy a empezar a decir “tengo la certeza de que lo voy a hacer, por que estoy segura que me esforzaré al máximo hasta lograrlo”

…Y como la protagonista de este post no soy yo, resalto que hoy tengo                                              la certeza de que ya estamos muy cerca de un cambio muy grande para nuestra tierra y que ese cambio tiene cara, voz y valentía de mujer…